lunes, 5 de octubre de 2015

Reflexiones diarias para ti.

Reflexiones diarias para ti.


Mansiones en el cielo

Posted: 05 Oct 2015 08:57 AM PDT

Se cuenta que una mujer multimillonaria, asistía regularmente a la iglesia, aunque mas por costumbre que por deseos de servir a Dios.

Ella siempre que escuchaba acerca del cielo, no sentía mucho interés, ya que, según decía ella, tenía aquí todo lo que deseaba, que no le interesaba en lo mas mínimo estar en el cielo.

Por eso era que, al pasar el los platos de las ofrendas, siempre echaba solo unos cuantos pesos, pensando que ella no necesitaba de recompensas en el cielo.

Hasta que un día murió, llegó al cielo, y vio que las mansiones, a vista de ella, no eran muy diferentes a la mansión en la ella vivía en la tierra, y pensó: “Por lo menos no extrañaré mucho mi casa”.

Al momento se le acercó un ángel que se ofreció a guiarla por hasta el lugar en que viviría por toda la eternidad y ella acepto sin mucho interés. Empezó a caminar en pos del angel, pero al ver que caminaba y caminaba y no llegaba, comenzó a desesperarse, hasta que vió dos bellísimas mansiones, y se para el ángel frente a ellas y ella pregunta: “¿Cuál de esas es la mía?” “Ninguna”, responde el ángel. Es aquella que está detrás de esas. Ahí estaba una pobrecita casa de madera, muy vieja, con hoyos por todos lados, y con muebles tan mal hechos.

Entonces la mujer aquella reclamó: “¿Y por qué me van a dar ese tipo de casa y no de las otras?”

El ángel responde: “Porque es todo lo que pudimos hacer con lo que mandaste desde la tierra”.

 

Muchos lápices

Posted: 04 Oct 2015 03:44 PM PDT

Mi madre vive sola. Hace ocho años que mi padre murió. Ella no puede salir sola excepto a dar caminatas cortas. Tiene muchas dificultades con su memoria corta. Las conversaciones se limitan a unos cuantos comentarios repetidos.

Sin embargo, mi madre me dijo algo profundo: «El otro día estaba pensando en mis problemas y decidí que no tengo nada de qué quejarme. Dios me está cuidando y tengo gente que me ayuda. Mi único problema es que no puedo acordarme de nada, y tengo muchos lápices y papel para escribirlo todo.»

El apóstol Pablo luchaba con lo que él llamaba «un aguijón en la carne» (2 Corintios 12:7). Pero descubrió que en su debilidad, él experimentaba «el poder de Cristo» (v.9). Dijo: «Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo» (v.10).

Todos tenemos luchas. Éstas se pueden relacionar con la edad, las finanzas, las relaciones o miles de otras dificultades. Pero si de verdad disponemos nuestro corazón a confiar en Dios, y si permanecemos agradecidos incluso en medio de nuestros problemas, es más probable que reconozcamos que «no tenemos nada de qué quejarnos».

Fuente: wwww.devocionalescristianos.org

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